supaymarca
2017
Instalación con técnica mixta
María Abaddon recientemente se encontró con una bolsa de semillas. En el paquete estaba escrito: «La semilla debe ser plantada». En el cemento podrido de Camino Real, Abaddon recrea un ciclo de vida artificial en la caja de vidrio del frente de una tienda vacía. Un terrario de tamaño humano de vida y muerte. Las plantas tropicales se encuentran en un momento de su propio ciclo de vida en el que son alimentadas por el suelo compuesto de plantas del pasado. La instalación nos enfrenta a este ciclo natural de muerte que sustenta la vida. Abaddon busca una manera de apartarnos de la higenización de nuestra propia mortalidad, a través de un anhelo por volver a este ciclo de putrefacción, desove y renacimiento.
En su estudio en Lima, Abaddon está plantando cada semilla que encuentra. En este experimento de vida a largo plazo, es imposible e irrelevante saber cómo terminará el proyecto. Es un momento en el tiempo, albergando la potencialidad del futuro, más allá de nuestros propios cuerpos mórbidos. Aquí, por un momento en el tiempo, un mundo de sombra parcial está presente.